Jeremías 1:5 “Antes de darte la vida, ya te había
escogido.”
Los comienzos son muy importantes. De hecho el lugar de origen tiene mucho que
ver con la calidad de la jornada como
también del destino.
Mi jornada, al igual que la tuya, nació en el corazón
de Dios. Aun antes que diera mi primer
aliento de vida, Dios me quiso, me amó y me planeó. Esta misma verdad se
aplica a tu vida, mi amigo y amiga.
¡Tú NO eres un accidente! Tú y yo fuimos creados en
respuesta al amor de Dios y de acuerdo a sus planes. Dios no nos creó
accidentalmente. Dios no estaba jugando a “crear”, y de repente retrocedió y
dijo, ¡Ah, creé a una mujer! ¡Ah, creé a un hombre! ¿Y ahora que voy a hacer con él o ella? No, mi amigo:
Dios planeó tu existencia.
¿Alguna vez has dudado de tu valor y de tu existencia?
¿Tratas de ganar tu valor haciendo buenas obras? ¿Funciona? Nunca podemos ser
demasiado buenos para ganarnos el favor y el amor de Dios. Las buenas noticias
es que no tenemos que ser “buenos”. Mi valor descansa en el hecho que fui
escogida por Dios para ser su propia
hija. ¡No te parece maravilloso! ¡Somos
amados, deseados y planeados por Dios mismo!
Dios mismo supervisó nuestra formación. Fuimos creados- no para ser títeres- ¡sino
para tener una relación íntima con Dios!
Salmos 139: 14-16 lo dice muy claro: “Te alabo porque
estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy
convencido! No te fue oculto el desarrollo de mi cuerpo mientras yo era formado
en lo secreto, mientras yo era formado en lo más profundo de la tierra. Tus
ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías
señalado los días de mi vida cuando aun no existía ninguno de ellos.”
Mi querido amigo y amiga, cuando empieces a entender y a vivir
la hermosa verdad que fuiste amada, querida y escogida por Dios, Su plan y Su más alto propósito para tu vida se
empezará a desdoblar delante de tus ojos cada día. Recuerda, en Sus ojos, eres
especial y Sus planes para tu vida son
simplemente que te aceptes como eres.
Pídele a tu
Abba Padre, que te ayude a conocerle mejor y te revele Su voluntad para tu
vida. Pídele que te ayude a verte a través de Sus ojos de amor, de perdón
y de bondad. Agradécele por amarte de la
manera que lo hizo. Camina cada día en el conocimiento que eres su hijo e hija.
Te animo a hacer Salmos 139:14-16 tu versículo
personal usando la primera persona (yo) en cada palabra. Por ejemplo: “Te alabo
porque estoy maravillada… convencida, formada, etc.”. Escríbelo en un papel y
medita en él durante el día.
¡Que él te ayude a ser el hombre y la mujer que planeó que fueras!
Adaptado por:
♥♥Silvia Pérez - Gingerich♥♥