viernes, 19 de julio de 2013
La Historia de Cinco Dólares
La Historia de los Cinco Dólares.
Mi hijo Andrés cumplió 9 años el 17 de diciembre. Recibió algunos regalos, unas tarjetas de cumpleaños y en una de ellas ¡UN BILLETE DE CINCO DOLARES !
Andrés pensó en muchas cosas que podría comprar con su fortuna. Pensó en comprar una navaja…o tal vez un juego de mesa o quizá un paquete de tarjetas con los personajes más famosos de su deporte favorito, el Hockey…
Cada vez que íbamos de compras,
Andrés se aseguraba de llevar consigo sus cinco dólares. Se paseaba
las tiendas de un lado para otro. Pero tristemente regresaba a casa con
su billete de cinco dólares todavía en su bolsillo. Era una lástima
que no encontraba lo que buscaba. ¡Y el problema era que no sabía
exactamente lo que buscaba!
Ese billete de cinco dólares, pasó apróximadamente como cuatro veces por la lavadora. Por lo menos una vez
tuvo el honor de pasar por la secadora. Lo encontré varias veces debajo de su almohada…y muchas veces como marcalibros.
Una vez que lo hallé en la lavadora, finalmente le di el ultimátum: “Inviertes ese billete en algo, lo pones en tu alcancía, o de lo contrario yo lo usaré para comprar víveres”. Decidió guardarlo. No me dijo en dónde. Me dije a sí misma, seguramente pronto lo encontraré en un lugar inapropiado y al fin ese billete será invertido.
Una vez que lo hallé en la lavadora, finalmente le di el ultimátum: “Inviertes ese billete en algo, lo pones en tu alcancía, o de lo contrario yo lo usaré para comprar víveres”. Decidió guardarlo. No me dijo en dónde. Me dije a sí misma, seguramente pronto lo encontraré en un lugar inapropiado y al fin ese billete será invertido.
Cabal, la
semana pasada, mientras limpiaba la camioneta, me encontré cara a cara con el billete de cinco dólares. Lo dejé allí, con la intención de hablarle sobre el asunto en camino de
la escuela. Esa tarde en camino de la escuela, antes que yo aun tuviera
tiempo de abordar el tema, Andrés exclamó con gran emoción :
¡“Mami, ya se en que voy a gastar mis cinco dólares”!
Sin darme oportunidad para felicitarlo, prosiguió: “La próxima semana tendremos una acividad especial en la escuela.Nos pidieron que llevaramos todos los centavos que tengamos o que podamos encontrar. Las maestras los contaran al comenzar las clases, lo que significa, que entre más centavos llevemos, menos clases tendremos. Así es que yo voy a llevar quinientos centavos, ¡mis cinco dólares!”
Cuando al fin terminó su discurso, su rostro estaba rojo de la emoción, sonrisitas adornaban sus labios y al fin, esas sonrisitas se convirtieron en carcajadas. Después de un rato le pregunté para qué querían tantos centavos. “Esa es la cosa,” me dijo, ¡“el dinero recaudado lo usaran para que niños en La India tengan la oportunidad de asistir a la Escuela Bíblica de Verano este año!”
Sin darme oportunidad para felicitarlo, prosiguió: “La próxima semana tendremos una acividad especial en la escuela.Nos pidieron que llevaramos todos los centavos que tengamos o que podamos encontrar. Las maestras los contaran al comenzar las clases, lo que significa, que entre más centavos llevemos, menos clases tendremos. Así es que yo voy a llevar quinientos centavos, ¡mis cinco dólares!”
Cuando al fin terminó su discurso, su rostro estaba rojo de la emoción, sonrisitas adornaban sus labios y al fin, esas sonrisitas se convirtieron en carcajadas. Después de un rato le pregunté para qué querían tantos centavos. “Esa es la cosa,” me dijo, ¡“el dinero recaudado lo usaran para que niños en La India tengan la oportunidad de asistir a la Escuela Bíblica de Verano este año!”
Me quedé con la boca abierta, atónita, sin palabras. ¿Guardar cinco
dólares, solo para convertirlos en centavos y
después donarlos? Traté de persuadirlo para que los guardara.Le ofrecí todos los centavos que guardaba en una jarra. Pero él ya estaba
decidido, no había manera de hacerle cambiar de pensar.
Hoy llevé a mis hijos a la escuela. Andrés bajó del vehículo, se tiró el bolsón a la espalda, y con un guiño de ojo y una sonrisa de oreja a oreja, me dijo: “Gracias Mami. ¡Te amo!” Le guiñé el ojo, le soplé un beso, y le dije, “Te Amo, corazón”. Su cara radiante de gozo ha quedado por siempre en mi corazón. Nunca la olvidaré. El Señor Jesús dijo: "Más bienaventurado es dar que recibir”.
Este niño de nueve años guardó cinco dólares por setenta y dos días. Cinco dólares que sirvieron para que niños de la India tuvieran la oportunidad de escuchar las buenas nuevas.
Unos días después Andrés se hallaba persiguiendo a su hermanito jugando tenta. En medio del bullicio le pregunté, sin esperar que me escuchara: ¿“Andrés te hacen falta tus cinco dólares”? Paró abruptamente, me miró a los ojos y me contestó: ¡“Mami, por supuesto que no”!
Silvia Perez de Gingerich
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Hoy llevé a mis hijos a la escuela. Andrés bajó del vehículo, se tiró el bolsón a la espalda, y con un guiño de ojo y una sonrisa de oreja a oreja, me dijo: “Gracias Mami. ¡Te amo!” Le guiñé el ojo, le soplé un beso, y le dije, “Te Amo, corazón”. Su cara radiante de gozo ha quedado por siempre en mi corazón. Nunca la olvidaré. El Señor Jesús dijo: "Más bienaventurado es dar que recibir”.
Este niño de nueve años guardó cinco dólares por setenta y dos días. Cinco dólares que sirvieron para que niños de la India tuvieran la oportunidad de escuchar las buenas nuevas.
Unos días después Andrés se hallaba persiguiendo a su hermanito jugando tenta. En medio del bullicio le pregunté, sin esperar que me escuchara: ¿“Andrés te hacen falta tus cinco dólares”? Paró abruptamente, me miró a los ojos y me contestó: ¡“Mami, por supuesto que no”!
Silvia Perez de Gingerich
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Tal Como Soy
Juan 15:12 “Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes”.
Me fascina
leer los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. El amor y la
compasión de Cristo son claramente deletreados para que nosotros
tomemos ejemplo de ellos.
Pero, no
tengo que necesariamente voltearme a los Evangelios para sentir el
amor y la compasión de Cristo. Simplemente solo tengo que regresar
unos años atrás cuando Jesús estrecho su mano hacia mí, pobre
pecadora, hundida en el hoyo de la maldad y me dijo: “Hija tus
pecados te son perdonados. Ve y no peques mas.” ¡Que amor! ¡Qué
compasión! ¡Qué bondad!
¿Cuáles
fueron los requisitos que Jesús me pidió antes de amarme y
estrechar su mano hacia mí? Esta pregunta ha estado revoloteando en
mi mente al pensar en el mandamiento que Jesús nos dejó en Juan
15:12 “que se amen unos a otros como yo les he amado a ustedes”.
Me pregunto
cuantas bendiciones me he perdido por ser rápida para juzgar y lenta
para amar. Dios no nos ama porque somos amorosos. Dios nos ama
porque El es amor. Como humanos necesitamos y deseamos ser
amados tal como somos. Muchas veces nos preguntamos si tal amor
existe. ¿Existe amor incondicional? ¡Si existe! No solamente existe
sino que está disponible para cada uno de nosotros, tal como somos,
a través de Jesucristo.
El amor de
Dios es un regalo. El amor de Dios no se puede comprar. No lo
merecemos. Así como con cualquier otro regalo de Dios, Su amor no
solamente es para nuestro beneficio ¡sino que también
es para que lo compartamos!
Cuando por fe recibimos el amor y la bondad de Dios en nuestros corazones, El en cambio; nos llama a amar de la misma manera que El ama. El también nos enseña a aceptar las diferencias en cada individuo en vez de insistir que la gente cambie antes que podamos mostrarles y darles amor incondicional. ¡Esto es lo más difícil de hacer! ¡Esta es mi lucha!
Cuando por fe recibimos el amor y la bondad de Dios en nuestros corazones, El en cambio; nos llama a amar de la misma manera que El ama. El también nos enseña a aceptar las diferencias en cada individuo en vez de insistir que la gente cambie antes que podamos mostrarles y darles amor incondicional. ¡Esto es lo más difícil de hacer! ¡Esta es mi lucha!
¿Por qué
me es tan difícil amar a la gente tal como son? ¿Por qué es
que muchas veces espero y hasta exigió un cambio antes de poder
amarles incondicionalmente? Una cosa es amar lo que la gente hace.
Otra cosa es amar a la persona de la manera que Dios les ama. Como
ovejas descarriadas sin pastor para pastorearlas. Como pobres almas
en rumbo a un lugar desolado y de tormento.
¿Qué hubiera sucedido si Dios hubiera exigido un cambio en la humanidad como requisito, antes de poder mandar a Su Único Hijo a morir en la cruz? ¿Hubiera esperanza para ti y para mí? ¡NO! ¡Estaríamos destinados a pasar la eternidad en el lugar preparado para los que no aceptan su amor como un regalo!
¿Qué hubiera sucedido si Dios hubiera exigido un cambio en la humanidad como requisito, antes de poder mandar a Su Único Hijo a morir en la cruz? ¿Hubiera esperanza para ti y para mí? ¡NO! ¡Estaríamos destinados a pasar la eternidad en el lugar preparado para los que no aceptan su amor como un regalo!
¡Las
personas que menos merecen amor son las que más lo necesitan!
Es muy
importante que haya un hilo de elasticidad corriendo en cada fibra de
las relaciones humanas; especialmente en las relaciones con
personas difíciles de amar.
De la misma
manera que no podemos permitir que otros nos definan, también
tenemos que parar de controlar, cambiar y definir a otros. Dios se
encargara de eso.
¿Cuál es
tu actitud, que es lo que arde dentro de ti cuando alguien “no
mide” de acuerdo a tu estándar?
¿Tienes un
estándar con el cual mides a las personas y de acuerdo a él decides
si la persona se merece tu amor o no?
Este
mandamiento no habla solamente de amar a los de la familia de
Dios sino también a aquellos que no han llegado a ser parte de la
misma.
Necesitamos tener los ojos de amor y de compasión con que Jesús nos ve a nosotros para así cumplir con este mandato. Cuando Jesús anduvo en este mundo atraía a multitudes hacia El.
¿Por qué es que muchas iglesias están vacías hoy en día? Dios nos ama y nos acepta como somos. Pidamos a Dios que nos ayude a ver y a amar a nuestros vecinos de la manera que El les ama- tal como son.
Al experimentar ese amor… ya no seremos los mismos. Al tocar y contagiar a otros con ese amor… ¡-ellos ya no serán los mismo! Cuando el amor de Dios empiece a fluir en sus vidas, en cada vena de su cuerpo…. el amor de Dios hará la tarea de cambiarles -desde adentro hacia afuera.
Ese es el cambio que vale la pena. Esos son los cambios que no pueden ser arrancados de la vida de una persona. Embarquémonos en la tarea de amar de la manera que El nos amo primero.
♥ Silvia Pérez-gingerich
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Necesitamos tener los ojos de amor y de compasión con que Jesús nos ve a nosotros para así cumplir con este mandato. Cuando Jesús anduvo en este mundo atraía a multitudes hacia El.
¿Por qué es que muchas iglesias están vacías hoy en día? Dios nos ama y nos acepta como somos. Pidamos a Dios que nos ayude a ver y a amar a nuestros vecinos de la manera que El les ama- tal como son.
Al experimentar ese amor… ya no seremos los mismos. Al tocar y contagiar a otros con ese amor… ¡-ellos ya no serán los mismo! Cuando el amor de Dios empiece a fluir en sus vidas, en cada vena de su cuerpo…. el amor de Dios hará la tarea de cambiarles -desde adentro hacia afuera.
Ese es el cambio que vale la pena. Esos son los cambios que no pueden ser arrancados de la vida de una persona. Embarquémonos en la tarea de amar de la manera que El nos amo primero.
♥ Silvia Pérez-gingerich
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SU COMPASION
Desperté a medianoche turbada
Desesperación me consumía
En mi cama me senté sobresaltada
Parecía que la memoria perdía.
Trate de orar, mas no podía
Algo, la garganta me apretaba
Salí de la cama como puede
A mis rodillas caí y suplicaba.
Miedo sobrecogió mi alma
Todo el cuerpo me templaba
Suplicaba a Dios por calma
Más todo parecía que terminaba.
Pensé, no es posible
Que El me haya abandonado
¿En dónde está su paz apacible?
¡Oh Señor, en que he pecado!
Mis pensamientos corrían veloces
Versículos favoritos trate de recitar
Las punzadas de mi corazón feroces
Amenazaban mi alma derrotar.
L a batalla era real
Mi alma estaba en agonía
Pero sabiendo que El es leal
Marche hacia adelante, con valentía.
Los dardos me apuntaba
Sus garras me mostraba
Mi fuerza se debilitaba
Mientras a Dios clamaba.
Dios me mostro mi pecado
Dije: “¡NO! ¡Confesar es vergonzoso!
Tiernamente me dijo: “El precio he pagado.
Confiesa, y te devolveré el gozo”.
Mi pecado confesé
Al Dios Todopoderoso
Porque entonces realice
Que El es el único que da reposo.
Por unos días más, me dijo, lucharas
Mas al enemigo declararas
“¡Jamás mi alma poseerás!”.
Así que, ¡aléjate de mi Satanás!
Al ver atrás
Me regocijo en su fidelidad
Pues él dijo pruebas encontraras
Mas contigo estaré hasta la eternidad.
SU SABIDURIA
Mi corazón de gozo esta rebozando
Todo me hace sonreír
Siento mariposas en mí revoloteando
Su amor hace mi espíritu subir.
Los cielos se visten de gala
Sus dedos los pinta con arte
El sol sus rayos revela
Señor, haz de mí una obra de arte.
Los arboles danzan con la brisa
Esa misma brisa que acaricia mi cara
Su aliento la tierra pisa
Ese mismo aliento que mi cuerpo formara.
El tierno rostro de un bebé contemplo
Que paz tan profunda refleja
Señor, haz de mi tu templo
Oh tu sabiduría me deja perpleja.
Quiero unirme a los pajarillos
Y a cada momento alabarte
Pues aun los
gorrioncillos
Te declaran su baluarte.
♥Silvia Pérez de Gingerich
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Usa la Ropa Adecuada
En Efesios 2:22 dice “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de nuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
El
día que invitaste a Jesús a entrar a tu corazón, fuiste
nacida de nuevo por medio del Espíritu Santo. Por entrar a la
familia Real del Rey de Reyes automáticamente te convertiste en una
Princesa.
Por lo tanto se te tenía preparada una entera colección
de prendas muy preciosas y de mucho valor, la cuales fueron
pagadas con la Sangre Preciosa de Cristo, el Príncipe de Paz. Tienes
muchas prendas hermosas colgando en tu armario. Tienes
preciosos vestidos de amor, gozo, paz, benignidad, bondad, fe,
templanza y mansedumbre (Gálatas 5:22-23).
Tienes vestidos encantadores de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre,
de paciencia, de soportar a tus prójimos y de perdón. Colosenses
3:12-17
Lo extraño del caso es que aunque a
todas se nos ha dado esta hermosa colección de prendas hermosas y
carísimas, casi nunca nos preocupamos o nos molestamos en usarlas.
Estamos tan acostumbradas a usar nuestra vieja y descolorida ropa de la carne. Nos sentimos más cómodas con ellas. Por haberlas usado por mucho tiempo nos sentimos a gusto con ellas y pues decidimos seguir usando esa ropa favorita aunque ya es vieja y descolorida en vez de lucir nuestros nuevos vestidos.
Estamos tan acostumbradas a usar nuestra vieja y descolorida ropa de la carne. Nos sentimos más cómodas con ellas. Por haberlas usado por mucho tiempo nos sentimos a gusto con ellas y pues decidimos seguir usando esa ropa favorita aunque ya es vieja y descolorida en vez de lucir nuestros nuevos vestidos.
¡Usar un hermoso vestido de paciencia o
benignidad nos hace sentir como extranjeras y extrañas pues no
estamos acostumbrados a ellos!
¡Pero ellos te pertenecen! ¡Son
tuyos! Imagínate si tu padre o tu esposo comprara uno de esos
vestidos carísimos para ti. ¡No podrías creer lo elegante que
lucirías! Pero imagínate que nunca lo usaras. Que si pensaras
que fuera muy bueno para ti. ¿Cómo crees que se sintiera el que te
lo compro después de pagar tanto por el y tanto quería vértelo
puesto?
Me pregunto cómo se sentirá Dios
cuando él nos ha dado esas hermosas prendas
Pagadas con un precio enorme
y nosotros nunca las usamos.
El nos las da pero él no las pone
en nosotras. El nos dice que los usemos.
“Vestíos del nuevo hombre”.
Asegúrate de ponerte uno de esos
hermosos vestidos cada mañana.
¿Estás pasando a través de días
frustrantes? ¿Tuviste una mala noche y ahora te sientes
malhumorada e impaciente? ¡Ponte el vestido de alabanza!
(Isaías 61:1-3)
Déjame contarte un secreto. No
sentirás las ganas de ponértelo. Preferirías usar esos trapos
viejos y descoloridos a los que estas acostumbradas que son queja y
malhumor. Pero hazlo en fe. No te preocupes de cómo sientes. Ponte
en tu vestido de alabanza. Comienza a alabar y a agradecer al Señor.
¡Si lo haces en fe, terminaras poniéndotelo!
Puedes cambiar de vestidos a medida que
los vas necesitando durante el transcurso del día. ¿Hay algo que te
está causando enfado? Sientes tu enojo subir. ¡Rápido! Ponte en el
vestido de benignidad o de paciencia. Póntelo en fe.
Agradécele a Dios por su paciencia lo cual tienes porque El vive en
ti.
¿Estas comenzando a gritar porque todo
se te esta amontonando? Ponte el vestido de bondad. Agradece al Señor
por su espíritu bondadoso el cual vive en ti. Este es el nuevo
hombre. Es Cristo en ti, la esperanza de gloria. El vive en ti ahora.
Todos estos preciosos vestidos te
pertenecen. Son todos tuyos. ¡Lo único que tienes que hacer es
ponértelos en fe!
Rompe de una vez por todos esos
vestidos viejos y descoloridos. Usa tus nuevos cada día. Vive en
ellos. Deja que la preciosa vida de Cristo sea vista a
través de ti.
Nancy Campbell
Traducido con
permiso por
♥Silvia Pérez-Gingerich
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