Juan 15:12 “Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes”.
Me fascina
leer los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. El amor y la
compasión de Cristo son claramente deletreados para que nosotros
tomemos ejemplo de ellos.
Pero, no
tengo que necesariamente voltearme a los Evangelios para sentir el
amor y la compasión de Cristo. Simplemente solo tengo que regresar
unos años atrás cuando Jesús estrecho su mano hacia mí, pobre
pecadora, hundida en el hoyo de la maldad y me dijo: “Hija tus
pecados te son perdonados. Ve y no peques mas.” ¡Que amor! ¡Qué
compasión! ¡Qué bondad!
¿Cuáles
fueron los requisitos que Jesús me pidió antes de amarme y
estrechar su mano hacia mí? Esta pregunta ha estado revoloteando en
mi mente al pensar en el mandamiento que Jesús nos dejó en Juan
15:12 “que se amen unos a otros como yo les he amado a ustedes”.
Me pregunto
cuantas bendiciones me he perdido por ser rápida para juzgar y lenta
para amar. Dios no nos ama porque somos amorosos. Dios nos ama
porque El es amor. Como humanos necesitamos y deseamos ser
amados tal como somos. Muchas veces nos preguntamos si tal amor
existe. ¿Existe amor incondicional? ¡Si existe! No solamente existe
sino que está disponible para cada uno de nosotros, tal como somos,
a través de Jesucristo.
El amor de
Dios es un regalo. El amor de Dios no se puede comprar. No lo
merecemos. Así como con cualquier otro regalo de Dios, Su amor no
solamente es para nuestro beneficio ¡sino que también
es para que lo compartamos!
Cuando por fe recibimos el amor y la bondad de Dios en nuestros corazones, El en cambio; nos llama a amar de la misma manera que El ama. El también nos enseña a aceptar las diferencias en cada individuo en vez de insistir que la gente cambie antes que podamos mostrarles y darles amor incondicional. ¡Esto es lo más difícil de hacer! ¡Esta es mi lucha!
Cuando por fe recibimos el amor y la bondad de Dios en nuestros corazones, El en cambio; nos llama a amar de la misma manera que El ama. El también nos enseña a aceptar las diferencias en cada individuo en vez de insistir que la gente cambie antes que podamos mostrarles y darles amor incondicional. ¡Esto es lo más difícil de hacer! ¡Esta es mi lucha!
¿Por qué
me es tan difícil amar a la gente tal como son? ¿Por qué es
que muchas veces espero y hasta exigió un cambio antes de poder
amarles incondicionalmente? Una cosa es amar lo que la gente hace.
Otra cosa es amar a la persona de la manera que Dios les ama. Como
ovejas descarriadas sin pastor para pastorearlas. Como pobres almas
en rumbo a un lugar desolado y de tormento.
¿Qué hubiera sucedido si Dios hubiera exigido un cambio en la humanidad como requisito, antes de poder mandar a Su Único Hijo a morir en la cruz? ¿Hubiera esperanza para ti y para mí? ¡NO! ¡Estaríamos destinados a pasar la eternidad en el lugar preparado para los que no aceptan su amor como un regalo!
¿Qué hubiera sucedido si Dios hubiera exigido un cambio en la humanidad como requisito, antes de poder mandar a Su Único Hijo a morir en la cruz? ¿Hubiera esperanza para ti y para mí? ¡NO! ¡Estaríamos destinados a pasar la eternidad en el lugar preparado para los que no aceptan su amor como un regalo!
¡Las
personas que menos merecen amor son las que más lo necesitan!
Es muy
importante que haya un hilo de elasticidad corriendo en cada fibra de
las relaciones humanas; especialmente en las relaciones con
personas difíciles de amar.
De la misma
manera que no podemos permitir que otros nos definan, también
tenemos que parar de controlar, cambiar y definir a otros. Dios se
encargara de eso.
¿Cuál es
tu actitud, que es lo que arde dentro de ti cuando alguien “no
mide” de acuerdo a tu estándar?
¿Tienes un
estándar con el cual mides a las personas y de acuerdo a él decides
si la persona se merece tu amor o no?
Este
mandamiento no habla solamente de amar a los de la familia de
Dios sino también a aquellos que no han llegado a ser parte de la
misma.
Necesitamos tener los ojos de amor y de compasión con que Jesús nos ve a nosotros para así cumplir con este mandato. Cuando Jesús anduvo en este mundo atraía a multitudes hacia El.
¿Por qué es que muchas iglesias están vacías hoy en día? Dios nos ama y nos acepta como somos. Pidamos a Dios que nos ayude a ver y a amar a nuestros vecinos de la manera que El les ama- tal como son.
Al experimentar ese amor… ya no seremos los mismos. Al tocar y contagiar a otros con ese amor… ¡-ellos ya no serán los mismo! Cuando el amor de Dios empiece a fluir en sus vidas, en cada vena de su cuerpo…. el amor de Dios hará la tarea de cambiarles -desde adentro hacia afuera.
Ese es el cambio que vale la pena. Esos son los cambios que no pueden ser arrancados de la vida de una persona. Embarquémonos en la tarea de amar de la manera que El nos amo primero.
♥ Silvia Pérez-gingerich
Si te ha gustado este artículo, por favor pulsa las opciones disponibles para compartirlo! Así sabre que debo seguir escribiendo! ♥♥
Necesitamos tener los ojos de amor y de compasión con que Jesús nos ve a nosotros para así cumplir con este mandato. Cuando Jesús anduvo en este mundo atraía a multitudes hacia El.
¿Por qué es que muchas iglesias están vacías hoy en día? Dios nos ama y nos acepta como somos. Pidamos a Dios que nos ayude a ver y a amar a nuestros vecinos de la manera que El les ama- tal como son.
Al experimentar ese amor… ya no seremos los mismos. Al tocar y contagiar a otros con ese amor… ¡-ellos ya no serán los mismo! Cuando el amor de Dios empiece a fluir en sus vidas, en cada vena de su cuerpo…. el amor de Dios hará la tarea de cambiarles -desde adentro hacia afuera.
Ese es el cambio que vale la pena. Esos son los cambios que no pueden ser arrancados de la vida de una persona. Embarquémonos en la tarea de amar de la manera que El nos amo primero.
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