martes, 8 de enero de 2019

Desnutrición Espiritual.

Hace unos días estuve viendo unos videos en YouTube sobre
la desnutrición infantil en la parte occidental del país de Guatemala.
Mi corazón se sentía pesado y agobiado al observar la situación
tan deplorable con que se enfrentan muchas familias pobres.


¿Cómo se sabe si un niño está desnutrido?
Cuando pensamos en un niño desnutrido, nos imaginamos un niño
delgadito, pálido  y con la carita decaìda.
La verdad es que, un niño puede estar gordito y
al mismo tiempo, desnutrido. Lo gordito que vemos  
es posible que sea hinchazón por falta de alimentos apropiados
para su edad.


La desnutrición en la vida de un niño no solamente impide el crecimiento
 y desarrollo físico sino también es la causa de rendimiento escolar.
La desnutrición impide que los niños se concentren y aprendan en la escuela.


Cuando un niño crece consumiendo alimentos ricos en proteína,
granos, lácteos, pescado, frutas y verduras,
ese niño tendrá un semblante sano, tendrá ánimo para jugar y
sobretodo podrá aprender y rendir académicamente.


En la Iglesia encontramos a muchos hermanos desnutridos en su vida espiritual.
Tal vez ya han estado “en la iglesia” por muchos años pero han dejado de crecer
espiritualmente. Tal vez, como un bebé que su madre alimenta con leche materna,
tuvieron un mentor al principiar en los caminos del Señor pero allí se quedaron.
No tienen ningún ánimo de congregarse y participar en las actividades de la Iglesia local.
No tienen el anhelo de leer y estudiar la Biblia por sí solos.  
Su vida de oración es muy débil.
No están disfrutando de su andar con el Señor. Sólo están sobreviviendo de un día a otro.


El Señor no quiere que sus hijos dejen de crecer. Él ha proveído todo lo necesario
para que sus hijos vivan vidas robustas y vigorosas.
El problema es que nos hemos acostumbrado a que otros nos alimenten.
Estamos acostumbrados a que se nos de “la comida con cuchara.”


Ya es tiempo que reunamos los recursos  que el Señor ha proveído y
que empecemos a preparar y degustar ésa comida nutritiva
y deliciosa que se encuentra en las Sagradas Escrituras para
que nuestras vidas comienzen a recobrar  fuerzas.
Si nuestro corazón y nuestra alma está saturada con la Palabra podremos
tener el ánimo de participar y ser parte del crecimiento espiritual de nuevos cristianos.


¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
¡Son más dulces que la miel a mi boca!
De tus preceptos adquiere entendimiento… Salmos 119.103
Señor, danos hambre por tu Palabra. Sólo tú Señor,
tienes palabras de Vida eterna.


Silvia Pérez de Gingerich

No hay comentarios.: